Tratado sobre la relación entre el sanguchito de miga y el periodismo

En el Día del Periodista, celebramos con un análisis sobre la "simbólica relación" entre el sanguchito de miga y el periodismo.

Laura Romboli

A modo de homenaje, el título de esta investigación sobre el periodismo y el sanguchito de miga debe ser largo, abarcando todo el concepto, el nudo y el desenlace. Largo, como esos títulos que lo dicen todo para que, en estos tiempos donde un clic escasea, pueda cumplir esa función. 

Lo cierto es que hay una relación directa, comprobada y melancólica entre el sanguchito de miga y los periodistas. Ni la Navidad ni el cumpleaños más lujoso logran desplazar el primer puesto.Claro que, generalmente, no es proporcional, porque mientras más cotillón y sanguchitos tenga el festejo, es posible que no haya ni noticias ni periodistas.

Pero, ¿se han dado cuenta de que lo único que le falta al Día del Periodista es ser feriado? Es el día que más se celebra a través de eventos especiales y saludos de todos los ámbitos. Decimos y nos dicen "¡Feliz día del Periodista!" como decimos "¡Feliz día de la Patria!" y, la verdad, no estamos lejos. Porque hacer periodismo, en algún punto, es hacer Patria. 

Es despertar a una comunidad, es interpelar. Es tener unas ganas irrefrenables de contar lo que vemos con toda la responsabilidad. Es la madre de todas las batallas, la verdadera.

Lectores, oyentes e incluso los detractores más fieles no se olvidan de la cortesía, y entonces las redes "se inundan" con los saludos más creativos, formales, aburridos y graciosos refiriéndose a esta profesión que reúne a pobres y ausentes.

¡Sí, somos pobres! Como si pensar, escribir, preguntar, narrar fuera algo tan simple que cualquiera puede hacer. El valor es menudo. Somos pobres, sacamos préstamos, tenemos cuatro trabajos, cuotas indefinidas, indemnizaciones malditas, un morral para caminar cómodos, el auto en reserva y con tierra, la SUBE impecablemente siempre lista, un celular que, por suerte, casi siempre pagan, un micrófono y las ganas casi intactas de caminar y cambiar el mundo.

¿Qué vas a trabajar vos? ¡Pero qué lindo trabajo! ¿Quién te paga para que digas eso? ¿Eso está arreglado, por eso habla así? Todo el año, todo el tiempo esta profesión tiene la culpa de todos los males, los propios y los ajenos. ¡Y bueno, qué quieren con estos periodistas! 

Claro que nos hacemos cargo y... ¡Pasa en todos lados! Pero no más que en otras profesiones. Las miserias son humanas, no del periodismo.

Y que sea solo un día: ¡UN DÍA! De paz, de festejos y, sobre todo, de reflexión, con el mejor de los deseos a flor de piel: que la sociedad siempre tenga y se nutra de buenos periodistas que pisen este suelo, y que ni la IA pueda reemplazar. Siempre será motivo suficiente para festejar.

¡Feliz día a los periodistas y a los que leen hasta el final!¡Ah, cierto! Casi lo olvido. El resultado del "Tratado sobre la relación entre el sanguchito de miga y el periodismo" (sin contar a los celíacos) es el siguiente:

Un día alguien dijo: "pongamos sanguchitos para que vengan los medios". Y nosotros fuimos.

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