Calamaro volvió a Mendoza y dejó en claro por qué es una leyenda
El histórico músico argentino regresó a la provincia tras una larga ausencia que dejó con el corazón contento a las 7 mil personas que asistieron al Multiespacio Cultural de Luján de Cuyo.
Siete años pasaron desde la última vez que Andrés Calamaro pisó suelo mendocino, y el regreso del Salmón no decepcionó. En una noche perfecta, con la luna llena majestuosa que dejó de lado el temor por el pronóstico de tormenta, el Multiespacio Cultural de Luján de Cuyo, más de 7.000 personas fueron testigos de un show cargado de nostalgia, hits eternos y una impecable ejecución musical que dejó a todos satisfechos.
Desde el momento en que subió al escenario, a las 21:20, Calamaro demostró estar en plena forma. Su voz, afinada y potente, recorrió con maestría un repertorio basado principalmente en la celebración de los 25 años de Honestidad Brutal, su icónico disco doble de 1999. Canciones como "Cuando te conocí", "Más duele" y "No tan Buenos Aires" transportaron al público a un viaje musical lleno de emociones, mientras los músicos que lo acompañaron ofrecían un sonido prácticamente perfecto.
La banda, integrada por Julián Kanevsky y Brian Figueroa en guitarras, Germán Wiedemer en teclados, Mariano Domínguez en bajo y Andrés Litwin en batería, brilló en cada tema, dejando en claro por qué Calamaro los eligió como sus compañeros de ruta.
El show tuvo también sus momentos de conexión profunda. Una emotiva dedicatoria al fallecido Marciano Cantero, a quien Calamaro agradeció su "dulzura", resonó entre los presentes como un guiño al legado musical mendocino. Y aunque algunos asistentes pudieron sentir que el énfasis en Honestidad Brutal les robó protagonismo a otros clásicos, el tramo final del concierto llegó con el golpe de hits que todos esperaban: "Alta Suciedad", "Flaca", "Crímenes Perfectos" y los bises "Estadio Azteca" y "Los Chicos" desataron la ovación general.
Más allá de lo musical, Calamaro se mostró correcto y amigable, dejando de lado cualquier comentario político y enfocándose en la música y el reencuentro con su público. Fue un espectáculo prolijo, con momentos de alto vuelo artístico y una sensación general de alegría colectiva.