"La Huérfana": la tenebrosa historia real en la que se inspiró la película

Entre las miles de películas inspiradas en hechos reales, se encuentra "La Huérfana", la temible película de terror que llegó a los cines en 2009, dirigida por el catalán Jaume Collet-Serra y protagonizada por Isabelle Fuhrman, Vera Farmiga y Peter Sarsgaard. Una niña con rostro angelical, pero con intenciones macabras. ¿Cuál es la verdadera historia detrás de Esther?

"Cuando Kate (Vera Farmiga) y John Coleman (Peter Sarsgaard) pierden al bebé que estaban esperando, todo se derrumba a su alrededor. Su matrimonio se tambalea y la mente de Kate se llena de pesadillas y miedos. Para intentar recuperar la normalidad, la pareja se dirige a un orfanato local con la intención de adoptar a un niño. Allí se sienten extrañamente atraídos por Esther, una niña de rostro angelical (Isabelle Fuhrman). Pero cuando la chiquilla llega a casa de los Coleman, empiezan a ocurrir cosas extrañas y Kate se da cuenta de que Esther esconde un terrible secreto", reza la sinopsis de la película.

En esta ocasión sí podríamos decir que la realidad supera a la ficción. Para hablar del caso real de "La Huérfana" hay que remontarse al año 2007, a la República Checa. Una historia de la que el medio "Daily Mail" se hizo eco poco después y cuya protagonista se llamaba Barbora Skrlová.

Nacida en la década de los años 70 en la entonces República de Checoslovaquia, los trastornos psiquiátricos de Barbora se dejaron ver desde su infancia y adolescencia. Al igual que ocurría con el personaje del film, esta sufría una afección conocida como hipopituitarismo, entre las varias condiciones que le fueron diagnosticadas.

El hipopituitarismo, que perjudica a la hipófisis, evitaba que su cuerpo produjera cantidades normales de algunas hormonas como, por ejemplo, la del crecimiento. De esta forma, Barbora Skrlová aparentaba tener 13 años cuando, en realidad, tenía 33.

Detrás de ese rostro de niña angelical se escondían aún más secretos de los que cualquiera pudiese imaginar, trastorno de identidad múltiple junto con rasgos psicopáticos, esquizofrénicos y violentos. La mezcla perfecta de una potencial sínica torturadora, Barbora convirtió sus debilidades en sus mayores armas.

Tras mostrar algunos rasgos característicos de una psicópata, y al carecer de información acerca de sus orígenes, la joven fue internada un tiempo en un centro psiquiátrico para adolescentes.

De este modo, y usando su enfermedad a favor, Skrlová engañó a una infinidad de personas, entre ellas a las hermanas Klara y Katherina Mauerová.

Klara Mouerová, quien había sufrido ya varios episodios de esquizofrenia, recién se había divorciado y estudiaba pedagogía en la universidad cuando conoció a Barbora. Esta le contó que había huido de un centro de menores en el que estaba recluida y en el que había sido maltratada. Tras conmoverse con su historia, Klara no dudó en llevarse a la que creía era una pobre huérfana a vivir junto con sus hijos y su hermana a su casa en Kurim, al suroeste del país.

Las cosas comenzaron a torcerse cuando, al parecer, Skrlová comenzó a sentir celos por la atención que recibían los otros hijos de Klara, echándoles la culpa de hechos que ella misma provocaba.

Mediante la manipulación, Barbora llegó a convencer a las Mauerová para que se unieran junto a ella a una secta religiosa que recibía el nombre de "El Movimiento Grial". En ella, su líder, que era conocido como "El Doctor", promovía el canibalismo, el incesto y la promiscuidad sexual, bajo los supuestos mandatos de la obra "En la luz de la verdad: Mensaje del grial", de Abd-ru-shin.

Klara y Katherina cumplían al pie de la letra las órdenes de "El Doctor" y sus deseos pecaminosos aumentaban a medida que se adentraban más en ese oscuro mundo.

Influenciada por Skrlová, Klara Mauerová encargó la construcción de una jaula de hierro que escondió en el sótano y en la cual encerró a sus hijos completamente desnudos, donde fueron víctimas de todo tipo de vejaciones.

Sin comer y viviendo entre sus propios excrementos, los mantuvieron cautivos. Incluso los hacían bañar con agua helada, les ponían cigarrillos en el cuerpo y, en varias ocasiones, hasta intentaron arrancarles la piel para comérselos.

El fin de la casa del terror llegó gracias a una afortunada casualidad. Skrlová había instalado un monitor de video en el sótano para vigilar a los menores. Lo que no se esperaba, era que su vecino comprara uno exactamente igual para vigilar a su bebé y cuando intentara captar la señal de su propia casa, interfiriera con la de la casa de las hermanas Mauerová.

No podían creer lo que estaban viendo. Tres niños: uno de ellos desmayado, el otro en estado deplorable y la última sumergida en un mar de llanto en un rincón de la jaula. Las autoridades no tardaron en acudir a la vivienda de las hermanas, descubriendo un acontecimiento siniestro ejecutado por alguien inhumano y planeado por alguien aún más perverso.

Ya en el hospital, uno de los niños falleció y los otros sobrevivieron para dar testimonio de las verdaderas intenciones de Barbora y su familia. No obstante, Skrlová consiguió escapar mientras que Klara y Katherina fueron arrestadas, alegando en el juicio que habían sido víctimas de la manipulación de la "niña".

Barbora no solamente cambió de país, sino también de nombre y sexo. Al igual que había hecho anteriormente, logró engañar a otra familia que decidió adoptarla y enviarla a una reconocida escuela, pero, una vez que los profesores quisieron ahondar en su historia, esta volvió a huir. Sin embargo, en esta ocasión la Policía Checa, que había dado una orden internacional de busca y captura, no tardó demasiado en dar con ella.

Tras su detención, Klara fue condenada a doce años de prisión, Katherina a diez y Barbora fue condenada tan solo a cinco años de prisión, siendo acusada de ser la autora intelectual de los crímenes. En 2011, Sklorvá apeló y quedó en libertad. Actualmente se desconoce su nuevo paradero.