El nuevo drama surcoreano que se encuentra entre lo más visto de Netflix
La miniserie cuenta con uno de los actores de "El juego del calamar" y está inspirada en la historia real de Jo Bong-Haeing, un capo de la mafia asiática.
"Narcosantos" es la nueva miniserie coreana que llegó a Netflix el pasado 9 de septiembre y hoy es una de las más vistas. Actualmente ocupa el puesto número 5 del Top 10, completando su primera semana dentro del ranking con 20.6 millones de horas vistas los primeros días. La historia está inspirada en un caso real de un hombre coreano que se convierte en narcotraficante en Surinam.
Escrita y dirigida por Yun Jong-bin y Kwon Seong-Hwi, la historia sigue a un empresario que se ve obligado a arriesgar su vida para llevar ante la justicia a un importante narcotraficante coreano que opera en Surinam. Su sinopsis relata que "Un empresario ordinario se une a una misión secreta del gobierno para capturar a un narcotraficante coreano que opera en América del Sur".
La serie está compuesta por 6 espisodios y está protagonizada por Park Hae-soo (El juego del calamar), Yoo Yeon-seok (Pasillos de hospital), Ha Jung-woo, Hwang Jung-min (Cuando la camelia florece), Jo Woo-jin ("Happiness" Casa de la droga), Choo Ja-hyun (Las hermanas), Chidi Ajufo, Fabiony Sylvain, Nubel Feliz Yan, Chang Chen, Jordan Preston, Daniel C. Kennedy, Bryan Larkin, Joe Nowell, Edward Gelhaus, el colombiano Édgar Vittorino (Centauro); Vis a Vis), John D. Michaels y Angie Gisèle.
Aunque gran parte de la trama es producto de la imaginación de sus creadores, "Narcosantos" está basada en una historia real. Se trata de Jo Bong-Haeing, quien operó una de las más notables redes criminales entre América, Asia y Europa en la década de los noventa.
De acuerdo a reportes publicados en Corea del Sur, Bong-Haeing se estableció en Surinam en 1994, huyendo de diversas acusaciones de fraude en su país. Para sobrevivir, se acercó a los principales productores de cocaína en la región, a quienes les ofreció trabajar con ellos. De esa forma organizó envíos de polvo a través de mulas que viajaban a Europa, por un pago de $350 dólares.