Thalía habló de sus primeros pasos como artista y recordó a su mamá
La estrella mexicana aseguró que su madre fue clave para que no se le suba la fama a la cabeza.
En una semana cargada de trabajo por el estreno de su nueva canción "Psyco B**ch", Thalía recordó sus primeros pasos en el industria artística, habló del paso del tiempo, de su fama internacional y recordó a una persona que fue clave en su vida.
La cantante mexicana de 51 años brindó una entrevista al canal de Youtube "Pinky Promise" y respondió las preguntas de la conductora Karla Díaz. Cuando fue consultada sobre qué ha cambiado de la niña que inició en grupos infantiles y llegó a ser conocida por sus telenovelas, la artista contestó: "El cambio es definitivamente el vehículo, el cuerpo. El conductor sigue siendo el mismo, el alma. Mi alma de niña traviesa, irreverente e ingenua sigue ahí vigente. Me siento de 28, pero al carro que estoy manejando hay que darle refacciones".
Y agregó: "La niña siempre está dentro y eso lo agradezco tanto, tener un contacto con la niñez y hacer las paces con esa niñez, y perdonar a la gente que en algún momento te dejó, te abandonó, es tan importante para dar el siguiente paso en tu vida y liberarte".
A su vez, habló de lo mejor y lo peor de ser una estrella de novelas. "Lo mejor es cuando sales de gira y conoces países, reconocen tu nombre en lugares como Indonesia o Filipinas, saben que eres mexicana y llevas tu bandera. Eso es lo más bello. Lo peor es la esclavitud del set. A las 8 de la mañana estás ahí y sales a las 11 de la noche, de lunes a sábado. Así fueron todas mis novelas, sin parar y con la presión de que grabábamos a la mañana un episodio que salía a la noche".
Finalmente, recordó cómo fue llegar a ser famosa desde niña y afirmó que fue su madre, Yolanda Miranda Mange, que falleció en 2011, quien le enseñó a no despegar los pies de la tierra.
"Claro que se me ha subido la fama, sobre todo de más adolescente. Pero también contaba con mi madre, que me bajaba cuando me empezaba a despegar del piso, mi madre me recordaba de dónde veníamos, la oportunidad que teníamos, quién era yo y el respeto al otro. Mi mamá me hacía saludar a todos con la misma intención, cariño y amor. Ella era el doctor cerebro, así le decíamos. Es importantísimo el amor que un padre le da a sus hijos, porque les están brindando seguridad y estabilidad desde pequeños. Ella era visionaria y lo tenía clarísimo todo, ella sembró que no hay imposibles en mí".