Pancho Carrasco cosechó aplausos siendo un poco de allá y otro de acá
El actor puso en escena su historia. Esa que lo trajo a Mendoza y lo convirtió en parte de aquí y de allá, cordillera de por medio. Se despidió del año con la última función de Trasandino.
Francisco Carrasco logró la profesión que buscó desde chico. Es actor. Y es de los que se suben a la película de ruta o a la dirección de una vendimia o a eso que a otros les puede costar o quizá no lo buscan: hacer humor. ¿Qué tipo de humor? El que saca a la gente de la tensión y hace que se mueva en una butaca, que cante, que se transforme en cómplice y que a medida que pasan los minutos se vaya olvidando de contener la risa.
Francisco Carrasco o simplemente Pancho Carrasco o el Pancho, con su obra "Trasandino" se lleva a él mismo en un viaje entre el pasado y el presente. Pasando desde su infancia en su Chile natal, en esa región donde ser pelirrojo era raro, hasta salir en busca de oportunidades para ser lo quería en la vida.
Y en este show sus personajes, esos que hemos escuchado al encender la radio, esos que nos imaginamos sin saber qué aspecto podían tener, cobran vida sobre el escenario y se divierten al divertir, se tientan, se identifican con un lado o el otro de la montaña, y con ellos, el actor rinde un homenaje a sus pueblos, ya que sabe bien las diferencias entre un lugar y el otro y las similitudes. Y cómo nos unen o nos separan, mientras que él no puede dejar de ser de un lugar o del otro.
El Pancho, como lo llamamos muchos, baila, canta, se viste y se desviste a velocidad, como uniendo a su historia distintos géneros de la escena teatral. Él es el showman, pero además el guionista, el director y el creador de Trasandino. Y está acompañado en el escenario por dos bailarinas, Morena Sánchez y Guadalupe Bobillo, que se suman al ritmo y la unión entre escena y escena.
El viernes fue la despedida de Trasandino, al menos por este año. Aunque como dijo el actor, nunca se sabe y siempre se puede repetir.