El primer mes de Gran Hermano: poca historia y mucho rating
La casa más famosa del país como le decían en otras ediciones, ahora ha pasado a ser la más famosa del mundo según su conductor Santiago del Moro. Pasó un mes. Salieron cinco. Qué hemos visto a través de la caja boba.
A medida que nos hacemos más grandes y tomamos distintas decisiones sobre nuestros gustos y nuestras vidas, sin importarnos quién nos señale o nos mire de reojo por lo que decimos o vamos a decir nos damos cuenta de que aquella que fue llamada "la caja boba" es más viva que todos los mortales. Y a veces parece tener vida propia mucho más allá de los productores, que pueden ser sorprendidos por cosas inexplicables.
En este preciso momento por PlutoTv escucho a alguno de los chicos tratando de imitar a "Super Hijitus" no sé cuál de ellos es. No me doy vuelta a verlo en el momento y no lo distingo. Pero si miro de reojo ahí están haciendo pesas, encerrados en un patio hermoso, con plantas hermosas y pileta. Sin otro juego que conservar su estado físico. No por nada en este Gran Hermano en vez de subir de peso todos han bajado.
Y eso también es parte de lo que nos ha dejado en un mes. ¿Recuerdan esas tapas de revistas crueles en que titulaban "la Luna está redonda, llena, etc etc". Cualquier dato que tuviera que ver con el físico de las mujeres se mencionaba sin que nadie reclamara ni levantara el más mínimo ¿en serio? están diciendo eso.
Hoy los 16 están ahí dejando que los mayorcitos les cocinen. Eso sí, cada uno eligiendo o escondiendo lo que va más adecuado a su costumbre. No harina, no helado, si yogurt, sí atún y mientras tanto vamos criticando al viejo, al que come con ganas, al que intenta aprender a limpiar un vidrio y no le sale. Lindos, cuidados, adaptados, haciéndonos dudar de sus historias de vida, porque cada vez que juran porque se "muera mi madre" sabemos que ya hubiera sucedido hacer rato. Desconfiamos de todo. De la producción. De lo que dicen, de lo que no dicen y de los cortes de lo que prometía ser 24 horas.
Así y todo, el reality le ha devuelto a la televisión argentina más de 20 puntos de rating. Incluso ha llegado a los 25, seguramente causando la mayor de las envidias a los que tuvieron que bajarse del caballo por un rato porque no hubo formato que les funcionara.
Hoy ya no se titula como hicieron con Silvina Luna, porque no es necesario aclarar que está mal. Pero sí cortan en cuanto aparece un chiste de judíos, un insulto que roza a kilómetros la posibilidad de violencia verbal o una burla que en cualquier lugar hoy por hoy es mencionada como bullying con derecho a sanción.
Entonces el reality que ha logrado ese nivel de visualización, tanto como el primer Gran Hermano está lleno de muchos nada y de pocos mucho. Salen de la casa y desaparecen. Ya no son estrellas como Christian U o Tamara Paganini que terminaron con un nivel de fama que se vieron descolocados.
Hay cinco afuera, dos de ellos con ganas de volver a entrar notorias. ¿Qué hacen? Gimnasia. Un juego de destreza por semana. Toman sol. Se pelean por quién usó más champú, por quién comió una cucharada más de helado. Se aburren y lo dicen. Piden alcohol en las fiestas para intentar divertirse. Y eso. "Tipo nada", "que se vacha", "opama", "caiate ia", "te voy a hacer juicio cuando salga", "no te jode que te digan pili mili (es Mili Pili). "Big quiero mis pinturas" y esas cosas. Todo en un mes. Lo mismo en un mes.
Pero el rating llega a 25 y esperan sumar participantes nuevos para que el éxito dure hasta marzo. ¿Y dónde se habla más de #GH2020? Justamente donde se usa este símbolo #. Gran Hermano ha logrado armar grupos de fans en Twitter, un poco de algo notorio en Tik Tok y una gran participación telefónica para votar a quien quieran echar de la casa cada semana.
Del Moro lo hace bien. Algunos panelistas no. Volvieron los hermanitos de otras épocas. Ya no pueden recibir información de afuera porque les ponen música fuerte y el Big los manda a encerrarse dentro de la Casa. Están todos muy aburridos y así y todo es el programa más exitoso de la tele en cuanto a números.
Tengo mi teoría sobre ésto. Todo tiene que ver con lo que leemos en los diarios. Con esa vida misma que está necesitando un sacudón. Con esas imágenes que se extrañan de "Aguante la ficción carajo" en un Martín Fierro de la boca de María Valenzuela, contra un "pero cómo sería el complot Big" de parte de la ex diputada hoy en juego.
Eso es lo que nos ha dejado el primer mes de Gran Hermano. Además de las acusaciones de acoso, abuso, el ingenio para poner la mantita a la hora de tener sexo para que no los vean, y todas las formas distintas de usar una mancuerna. Pero a no desesperar. Todo puede cambiar. Todavía faltan cuatro meses. Quizá en ese lapso se deje de hablar de qué comemos hoy o de pedile a Gran Hermano más papel higiénico y jabón para la ropa.