La Orquesta Filarmónica de Mendoza cierra el 2023 con un concierto de lujo

Martes, 12 de diciembre de 2023

La reconocida agrupación sube a escena con un imperdible show de final de temporada.

La Orquesta Filarmónica de Mendoza cierra el 2023 con un concierto de lujo

Este viernes, la Orquesta Filarmónica de Mendoza, bajo la dirección de Pablo Herrero Pondal, presenta un concierto con clásicos llenos de belleza musical en el Teatro Independencia.

"Tres compositores de los más aclamados de la historia de la música clásica serán interpretados en el Concierto Fin de Temporada que brindará este viernes 15 de diciembre a las 21, en el Teatro Independencia", anunciaron oficialmente.

"Dvoák con su Danza Eslava N°1 Op. 46; Chaikovski, con su suite El Cascanueces, y Bartók, con su suite El Mandarín Maravilloso, formarán parte del programa que la OFM tocará para su cierre de conciertos 2023", detallaron.

Las entradas ya están a la venta a través de EntradaWeb o, en la boletería del teatro, de miércoles a domingo de 18 a 21.

La Orquesta Filarmónica de Mendoza presenta su Concierto de Fin de temporada

Detalles del programa

Acerca de Antonín Leopold Dvoák y su Danza Eslava N°1 Op. 46

Antonín Leopold Dvoák (1841-1904): Fue un compositor posromántico natural de Bohemia -territorio entonces perteneciente al Imperio austríaco-, uno de los primeros compositores checos en lograr el reconocimiento mundial y uno de los grandes compositores de la segunda mitad del siglo XIX.

Danza Eslava N°1 Op. 46, de Antonín Leopold Dvoák: en el siglo XIX, una época de amplia actuación amateur, la composición cambió dramáticamente: cada vez más piezas se escribían no solo con la sala de conciertos, sino también con el salón del aficionado en mente. No se trataba de una nueva táctica -después de todo, Mozart escribía conciertos para sus estudiantes-, pero con el crecimiento de la publicación comercial de música, aparecieron una gran cantidad de libros de instrucción. Una nueva generación de músicos aficionados exigía que la música se ajustara a sus nuevas habilidades. Antonín Dvoák estaba entre los compositores que reconocían esto, y como resultado adaptó parte de su catálogo para la interpretación amateur.

Las Danzas Eslavas del compositor, Op. 46, originalmente anotadas para piano dúo, están entre este cuerpo de obras adecuadas para la interpretación diaria. El conjunto de ocho danzas populares fue escrito en 1878 a petición del editor Fritz Simrock. Simrock, era el editor de Johannes Brahms (Brahms y Dvoák, se hicieron buenos amigos al principio de la carrera del joven compositor) y había ayudado a lanzar una carrera para Dvoák, aceptando los Dúos de Moravia del virtualmente desconocido compositor. Pero fueron las Danzas Eslavas las que introdujeron a Dvoák en la escena de los conciertos europeos. Después de su estreno en Dresde en 1878, el renombre del compositor aumentó drásticamente.

Poco después de completar el dúo original para piano, Dvoák arregló las Danzas para orquesta completa (la forma en que fueron estrenadas en Dresde), resultando en una obra presentada en dos paletas de color diferentes. La de piano es una versión bastante simple para la actuación de los estudiantes, pero muestra gran brillantez al condensar las variadas habilidades colorísticas y rítmicas de Dvoák en un formato más limitado. La versión orquestal carece de tal economía de escala, pero la compensa con una fuerte dosis de instrumentación vibrante y brío rítmico. Aunque etiquetados bajo la descripción general de las danzas "eslavas", siete de los ocho sketches son de origen bohemio, y sólo la segunda danza es nativa de Serbia. (Su secuela, el conjunto de danzas Op. 72 de 1886, completó el balance internacional con música de Polonia, Eslovaquia y Ucrania). El sabor general es vigoroso, ingenioso y muy rítmico.

Acerca de P.I. Chaikovski y su Suite El Cascanueces

Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893) fue un compositor ruso del período del Romanticismo. Es autor de algunas de las obras de música clásica más famosas del repertorio actual, como los ballets El lago de los cisnes, La bella durmiente y El Cascanueces.

Suite El Cascanueces: El cascanueces es un cuento de hadas y ballet estructurado en dos actos, que fue encargado por el director de los teatros imperiales, Iván Vsévolozhsky, en 1891 y se estrenó en 1892. La música fue compuesta por Piotr Ilich Chaikovski entre 1891 y 1892. Se trata de su opus 71 y es el tercero de sus ballets. Inicialmente la coreografía iba a ser creada por Marius Petipa y Lev Ivanov, pero una serie de eventos trágicos apartaron a Petipa del montaje. El libreto fue escrito por Iván Vsévolozhsky y el propio Petipa, basándose en la adaptación de Alejandro Dumas del cuento El cascanueces y el rey de los ratones, de E.T.A. Hoffmann.

Antes de su estreno, Chaikovski seleccionó ocho de los números del ballet formando la Suite El Cascanueces op. 71, concebida para tocar en concierto. La suite se tocó bajo la dirección del compositor el 19 de marzo de 1892, con ocasión de una reunión de la sección de la Sociedad Musical en San Petersburgo. La suite fue popular desde entonces, aunque el ballet completo no logró su gran popularidad hasta los años sesenta del siglo xx. La música de este ballet se conoce, entre otras cosas, por su uso de la celesta, un instrumento que el compositor ya había empleado en su balada sinfónica El voivoda de 1891. Es el instrumento solista en la Danza del Hada de Azúcar, pero también aparece en otras partes del segundo acto.

La primera representación tuvo lugar el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo. Unos cincuenta años más tarde, Walt Disney utilizó parte de la música de El Cascanueces en su película Fantasía (1940). Al público le gustó la película y comenzó a interesarse por el ballet. El interés creció cuando el montaje de El Cascanueces de George Balanchine fue televisado a finales de 1950. El ballet ha sido representado en muchos lugares diferentes desde entonces y se ha convertido quizá en el más popular de todos los ballets en los países occidentales, principalmente representado en Navidad.

Acerca de Béla Viktor János Bartók y su Suite El Mandarín Maravilloso

Béla Viktor János Bartók (1881-1945), conocido como Béla Bartók, fue un músico húngaro que se destacó como compositor, pianista e investigador de música folclórica de la Europa oriental. Se le considera uno de los mayores compositores del siglo XX.

Suite El Mandarín Maravilloso: Béla Bartók compuso su pantomima El Mandarín Maravilloso (A csodálatos mandarin) en partitura corta entre octubre de 1918 y mayo de 1919.

La historia de la suite es en la periferia sórdida de una gran ciudad, ante la miserable vivienda de tres vagabundos y una muchacha. Los vagabundos piden a la muchacha que, con sus encantos, atraiga a los ricos transeúntes que, inmediatamente serán robados. Después de la primera víctima, un viejo y gentil comerciante, aparece la segunda, un joven tímido y sin dinero, que es arrojado violentamente. El tercer transeúnte es un extraño personaje que llama la atención de todos. Se trata, en efecto, del "mandarín maravilloso". La suite aborda las preocupaciones sobre la "suciedad" de la trama, deteniéndose en el punto donde el mandarín persigue a la chica, antes de los tres intentos de los vagabundos de matarlo y su unión con la chica.

La suite comienza con la obertura de la pantomima, un sorprendente retrato del inquietante dinamismo y vigor del lado más sórdido del paisaje urbano moderno. Una lánguida melodía se despliega lenta y seductoramente en el clarinete, mientras la chica aparece en la ventana para atraer a su primera víctima. Los glissandos que se elevan tartamudeando en los trombones caracterizan al viejo tropezón y desaliñado, la primera víctima de los vagabundos. La muchacha regresa a la ventana con una variación de la melodía del clarinete para atraer al joven, que está representado por el oboe. El desarrollo del tema del clarinete marca la tercera aparición de la chica en la ventana.

Ahora las cuerdas temblorosas, los glissandos en el arpa y piano, y las figuras sin aliento en los otros vientos aumentan la tensión. Los trombones, reforzados por platillos y bombo y apuntalados por un inquietante trémolo en toda la orquesta, anuncian la llegada del mandarín con una majestad aterradora. Bartók utiliza el motivo del mandarín como base de la danza de la doncella. La persecución provoca una música de energía rítmica sostenida sin igual en la producción de Bartók.